
El sector citrícola uruguayo, un pilar económico para el litoral del país, se encuentra en estado de alerta máxima. La detección del Huanglongbing (HLB) en Bella Unión a principios de 2023 encendió las alarmas de una industria que nuclea a casi siete millones de plantas en 13 mil hectáreas, genera cerca de 20.000 empleos directos y reportó exportaciones por 79 millones de dólares en 2024. En respuesta, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y la Delegación del Uruguay ante la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande (CTM) firmaron un convenio para financiar una campaña de sensibilización nacional.

El acuerdo, impulsado por una solicitud directa del presidente de la República, Yamandú Orsi, contempla un aporte de 50.000 dólares por parte de la CTM. El objetivo no es solo informar, sino generar una red de contención ciudadana para frenar la expansión de la plaga. “Los problemas debemos atacarlos en red, combinando conocimiento y acción en el territorio”, enfatizó Miguel Sierra, presidente del INIA, durante la firma del convenio, que también involucra al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y a la Unión de Productores y Exportadores Frutihortícolas del Uruguay (UPEFRUY).
El HLB, también conocido como “dragón amarillo”, es una enfermedad bacteriana para la cual no existe cura. Es transmitida principalmente por un insecto vector y, como explicó Mariana Espino, directora regional de INIA Salto Grande, “una vez que la planta enferma, muere”. Su impacto ha sido devastador en otras potencias citrícolas como Florida (EE. UU.) y Brasil, lo que dimensiona el riesgo para la economía uruguaya.
La campaña de comunicación se presenta como una herramienta clave, pero no es la única. Desde hace una década, el INIA trabaja en múltiples frentes para controlar al insecto transmisor. Estas estrategias son compatibles con las exigencias de los mercados internacionales, que demandan una mínima presencia de residuos de agroquímicos en la fruta.
Una de las líneas de investigación más promisorias es el control biológico. Gracias a un proyecto financiado por la ANII y UPEFRUY, en la estación de INIA Salto Grande se instaló un centro de cría de Tamarixia radiata, una pequeña avispa que es enemiga natural del insecto vector. Desde 2022 se realizan liberaciones de estas avispas en zonas estratégicas del norte del país, y actualmente se trabaja en optimizar su producción para habilitar su uso comercial, lo que representa una defensa biológica y sostenible contra la plaga.
La presencia de varios ministros y del director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto en la firma del convenio subraya la preocupación del gobierno. La nueva campaña multiplataforma —que abarcará desde redes sociales hasta medios tradicionales— buscará que tanto productores como ciudadanos comprendan dos acciones fundamentales: la importancia de no trasladar material vegetal de origen desconocido y la necesidad de reportar de inmediato cualquier planta con síntomas sospechosos. La citricultura nacional depende ahora, en gran medida, de un esfuerzo coordinado entre la ciencia en el laboratorio y los ojos de la gente en el territorio.
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