Asociación Citricultores de Concordia

Pellegrini 407 - Concordia - E.R. Argentina

Reseña histórica del citrus en Concordia

Fue Don Augusto Niez un inmigrante francés que llegó a nuestras tierras aproximadamente en el año 1875 con su bagage de conocimientos artesanales. Era picapedrero y estaba deseoso de trabajar para sumarse a los constructores de la Argentina de entonces.

Nació en Prades, departamento francés de Ardeche, el 24 de de abril de 1845. Fue hijo de Joseph Niez y de Marie Blanc y fue registrado como Augustin Barthelemy Niez y tuvo un hermano, Fermín, que falleció el 09 de Agosto de 1900 en Concordia.

Participó como soldado del ejército francés en la guerra franco-prusiana de 1870/71 en la que Francia, luego de la batalla de Sedán, perdió temporariamente los departamentos de Alsasia y Lorena.

Compartió su oficio con su hermano Fermín en una época en que reinaba en Francia un clima de pobreza y desconcierto, fruto de la guerra. Pensando, entonces, en mejorar su porvenir económico, que en la Europa de su tiempo era difícil lograr, emigra a la región de Concordia, con su amigo, aproximadamente en el año 1872.

Trabajó con su oficio en Salto (R.O.U.) con un contratista de las obras del ferrocarril a cargo de una empresa inglesa, en la que Don Augusto colocaba sus ahorros en un sistema vigente en esa época. La empresa quebró perdiendo todos sus ahorros. Esto hizo que decidiera a radicarse en Concordia, donde inicia una nueva etapa de su vida.

Con su oficio explotó la piedra arenisca y basáltica de la zona utilizando para ello dinamita y personal subalterno.

Por otra parte, como todo inmigrante, buscó relacionarse con sus compatriotas que, como él, emigraron a la Argentina buscando un trabajo que asegurara el bienestar que no habían podido obtener en las tierras de origen.

De esta manera, Don Augusto se relacionó con Don Juan Sauré, francés de nacimiento y casado en Francia con doña Juana Sempé.

Los esposos Sauré-Sempé eran oriundos de Ousse (Depto de Bajos Pirineos) y emigraron a la Argentina en 1868 con cuatro hijos: Pedro, Enrique, Juana Julia y María Ana). De la relación con esta familia, surgió su noviazgo y luego matrimonio con Doña Juana Julia Sauré Sempé ocurrido el 20 de Agosto de 1881 en la iglesia San Antonio de Padua de la Concordia, con misa de esponsales.

Tuvieron siete hijos: Julia, Augusto Juan, Alicia, Enrique, Armando, Nidia Paulina y Lía María.

Adquiere a doña Josefa A. Yanci de Arralde (Escribanía de Andrés Vega) según escritura del 17/02/1891 y el 23/08/1890 (Escribanía Costa), un total de hoy siete manzanas de tierra ubicadas en la actual Terminal de Omnibus de Concordia(A. Niez e H. Yrigoyen) y adyacencias. Es de hacer notar que estas propiedades fueron poseídas y explotadas con antelación a la fecha de las escrituras definitivas.

Estos terrrenos comprendían las edificaciones de la Administración del entonces Matadero Municipal sito en la manzana sud-oeste de la intersección de las calles San Lorenzo y San Juan. Junto a las construcciones edificó con piedras de su elaboración su casa de familia, también la bodega y zótano donde elaboraba el vino de las uvas de su propio viñedo que plantó en las tierras recientemente adquiridas.

Es de hacer notar que las cepas de los viñedos fueron provistas por Don Juan Jaureguy Lorda, un vasco-francés nacido en Irouleguy (Bajos Pirineos), que las trajo de Francia y las plantó en la región. En honor a Don Juan, se llamó Lorda a la variedad introducida.

La uva era de un color violáceo negro, de granos abundantes y apretados y el vino que se elaboraba era de color tinto denso y de notable calidad. En el proceso de fabricación respetaba todas las reglas del arte y se lo vendía en Concordia. La bodega era supervisada por las reparticiones del Estado, que cuidaba la genuinidad y calidad del vino elaborado.

Además plantó uva Isabel, Cariñena y otras variedades de mesa.

Aproximadamente, en 1889 agregó a la viña el cultivo de la naranja mandarina o clavel a raíz de una casualidad: ocurrió que un hotelero francés, amigo de Don Augusto, le regaló un pequeño cajón con plantines de naranjas que resultaron ser mandarinas, que olvidara un pasajero en viaje hacia el Brasil. De estas mandarinas salieron los injertos que hicieron posible la difusión de esta variedad cítrica en toda la región de Concordia.


El cultivo de la mandarina y otros cítricos prosperó en toda la región.

La quinta, que incluía el área de las viñas, se llamó “Les Mandarines” y ocupaba las hoy siete manzanas lindadas por calle Hipólito Yrigoyen, Augusto Niez, Boulevard San Lorenzo, Rivadavia y D. P. Garat y su producción se vendía en el Mercado de Abasto de Buenos Aires comercializada con gran suceso por intermediarios del ramo. Por este hecho la Municipalidad y la Junta de la Citricultura lo honraron con el título de “Pionero de la Citricultura” y colocaron una placa de bronce alusiva en el edificio sito en calles San Juan y Augusto Niez.

Además, la Municipalidad de Concordia designó con su nombre la calle de la ciudad que atraviesa por su eje este-oeste lo que fue la quinta “Les manderines”.


A raíz de la dedicatoria de Doña Juana Julia S. de Niez, fechada en 1899 a los primos de Francia de una fotografía de don Augusto Niez y su familia junto a árboles y frutos de mandarinas, se estima en base al desarrollo de las plantas que se aprecian (calculado en 10 años) que las primeras plantaciones se efectuaron aproximadamente en los años 1889/90.

Ya fallecido don Augusto Niez (1900) a partir del año 1934, la Junta Reguladora de vinos de la Nación obligó a extirpar los viñedos, razón por la cual en la quinta “Les Mandarines”, su hijo Armando Niez, heredero de los cultivos, reemplazó los sectores de viñas por plantaciones cítricas.

Esta quinta desapareció con el avance de la ciudad; hubo que abandonarla por ser antieconómica por su reducida magnitud y la presencia de predadores y hurtadores ciudadanos. La casa fundacional con su bodega y el sótano, ubicada en la esquina noroeste de las calles San Lorenzo y San Juan fue vendida por sus sucesores a un consorcio habitacional que la demolió para edificar en su lugar un grupo de casas-habitación.

El resto de las tierras de la quinta “Les Mandarines” fue vendida por los distintos sucesores para la construcción de viviendas familiares.


27 de julio de 1899, Quinta “Los Mandarines” de Augusto Niez, en la ciudad de Concordia.



COMENTARIOS: Los primeros citrus de la región (Naranja común o criolla) fueron introducidos por los PP Jesuitas a través de sus reducciones del Paraguay, Brasil y la Mesopotamia a lo largo del Río Uruguay. Los primeros naranjos comunes que se plantaron en la hoy Concordia lo fueron en el puerto Rincón del Salto San Antonio. En consecuencia, la naranja mandarina fue la primera variedad que se cultivó después de la colonial, incorporando así un nuevo factor de riqueza cítrica a la región.

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